Píldora 319.

En este email aprenderás:

• Un pequeño cambio puede ser significativo en tu vida

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Tengo que confesarte algo…

Iba a contar esta historia como si le hubiera sucedido a alguien conocido, alguien que tenía un problema con el Colacao (polvos de cacao azucarados).

Pero ahí la verdad: El chico del Colacao era yo. No puedes hablar sobre la vulnerabilidad si no la practicas, ¿verdad?

Esta es la historia.

Hace unos años solía tener un ritual nocturno cuando ya había cenado algo como una ensalada. Iba a mi nevera, cogía la leche, la calentaba y le echaba dos cucharadas de Colacao.

Después comía cereales o algunas galletitas que tenía en el cajón de la cocina.

Morder. Tragar. Listo.

Esta rutina era mi manera de irme a dormir, era como que no me quedaba tranquilo hasta que hacía eso para poder reiniciar mi mente después durmiendo en la cama.

Sabía que no era saludable, pero tenía una cualidad adictiva y me volví dependiente a ella. De hecho, era bastante genial, la disfrutaba mucho.

Pero un día me quedé delante del espejo más tiempo de lo habitual. Era yo, pero mi cuerpo iba perdiendo su forma esbelta, esa belleza que irradia un cuerpo sano, un cuerpo capaz de moverse y servir en la vida más que para estar sentado en una oficina 8 horas o durmiendo otras 8.

Me miré en el espejo y supe que estaba actuando en contra de mi salud. Así que me comprometí con mi salud.

Me dije “Ya no más Colacaos ni azúcares diarios”, “Entrena cada día y disfrútalo como esas galletitas”.

Y así lo hice y por eso lo escribo, para ayudarte a tomar a ti la decisión que debes tomar. Porque sólo tienes un cuerpo en esta vida.

La estrategia que seguí de cara a entrenar cada día era entrenar cuando me apetecía y también cuando no me apetecía.

Y es ahí donde viene el progreso, cuando no te apetece hacer lo que debes y sabes que hay que hacer.

Por tanto, me propuse que cuando no me apetecía entrenar, al menos entrenaría 10 minutos, de esa manera ya era más que nada y me estaba moviendo.

Te reto a que lo hagas.

Al mismo tiempo, como mi cuerpo empezó a fortalecerse y vi que la calidad de mi vida mejoraba y que tenía una mente más activa, me resultó mucho más fácil dejar el Colacao y como estrategia fue reemplazar ese Colacao por una o dos onzas de chocolate puro sin azúcar.

Esos pequeños cambios diarios te ayudarán en tu salud o en cualquier cosa que te propongas, te lo aseguro.

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